33. El despertar de los Gigantes.

7 de diciembre de 1941, 7.48 am. los cielos de Hawái estaban invadidos por aviones japoneses con la misión de destruir la base naval de los Estados Unidos en Pearl Harbor. Lo lograron, la misión de la armada imperial japonesa parecía un rotundo éxito, hasta que el almirante Isoroku Yamamoto comandante en jefe de la flota japonesa para la segunda guerra mundial, dijo: “Me temo que solo hemos despertado a un gigante dormido”.

Todo el potencial del Reino de los cielos acompaña a los hijos e hijas de Dios. La fortaleza del cristiano ha sido evidente a lo largo de la historia, soportando persecuciones, inclemencias, restricciones, martirio, crisis política, económica o de salud, la iglesia ha prevalecido porque es impulsada por la fuerza de Dios quien le dio vida.

Ese poder está en usted, es el poder de la fe, del agradecimiento, de un canto mientras adora, de un tiempo de oración, cada momento o episodio que usted se expone a la presencia de Dios fortalece e incrementa la fuerza del Evangelio en su espíritu, con esto se aviva la llama que mantiene arriba su fe, la capacidad de seguir adelante y alcanzar la victoria.

2 Tim. 1.6-7

“Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos”.

Que no se apague el fuego, no lo permita, que esa llama sea avivada, robustecida, es la llama de su fe, el vigor de su pasión por Dios, el palpitar de una fe galopante que no se detiene a pesar de los esfuerzos de la oposición por opacarla, detenerla y extinguirla.

Que el próximo ataque que se le venga encima solo sea el detonante que despierte el gigante en usted y no un golpe de perdición y derrota letal.

Carlos Navas - Movimiento AVIVADORES

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