¿De dónde surgen los guerreros valientes?

“… y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos… pude observar que había muchísimos huesos en el valle… que estaban completamente secos”. Ezequiel 37.1-2.

Ezequiel alzó la mirada solo para captar una escena de película de terror. Entre lo dantesco y lo sorpresivo, su corazón saltó mucho antes que su mente. Dios le mostró la extensión de un valle, una extraña planicie inundada por huesos secos, y secos en gran manera… ¿De qué se trataba aquello?

  1. Los huesos secos reflejan muerte.  “…huesos que estaban completamente secos” (vs.2)

No había vida, era la expresión clara de la muerte. Tostados, aquella exhibición de esqueletos humanos desparramados impactaba hasta los tuétanos.

  1. Los huesos eran un batallón. “… entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!” (vs. 10).

Aquellos huesos se convirtieron en un ejército enorme. Representaban fuerza, salvación, defensa, apoyo, en fin, respuesta. El asunto era acerca de un ejército, por lo tanto, debía ser atendido con premura y expectativa, porque los ejércitos son indispensables para la defensa de las naciones.

2. Los huesos eran el pueblo de Dios. “estos huesos son el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!” (vs.11).

Aquel valle de huesos secos era la imagen grotesca de la condición del pueblo de Dios. Un pueblo seco de esperanza y de pasión. Familias que se han secado, matrimonios muertos, el cuerpo deteriorado o las finanzas quebradas. Un pueblo sin gozo ni paz, abandonado al destino, tumbado sin más anhelo que el esperar el desenlace fortuito y sin batalla. Una vida vacía de fe y entusiasmo, aplastados por las condiciones, sin más que dar ni recibir.

Considera el asunto del episodio del valle de los huesos secos, todo era acerca de un ejército que necesitaba ser «revigorizado», transformando su modo irrelevancia en modo batalla. De los huesos secos, de la esperanza perdida, de la condición de muerte puede salir vida, de allí salen guerreros de la fe.

¿Estás en tu propio valle de muerte?… verás la grandeza de lo que Dios puede hacer en esa condición. De allí emerge tu victoria, la mejor versión de tu vida, el poder que te transforma de hueso muerto a guerrero intenso.

Los huesos secos pueden volver a la vida mediante la Palabra y el Espíritu de Dios. No te rindas es hora de levantarte y seguir, todo es acerca del ejército que surge de los valles de muerte.

“Pondré en ti mi aliento de vida, y volverás a vivir…” Ezequiel 37.14

Carlos Navas - Movimiento AVIVADORES

1 Comment

  • De gran bendición su vida y ministerio para esta generación.

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