Lo que un alma abatida debe recordar.
El libro de Lamentaciones de Jeremías es un libro de poemas. 5 poemas que corresponden a los 5 capítulos del libro y que lloran la conquista de Jerusalén y Judá alrededor del año 587 a. de C. El escrito es triste, revelador y aterrador. Los primeros 4 poemas se escriben como acróstico usando las 22 letras del alfabeto Hebreo para dar inicio a los párrafos. Y mientras el capítulo 3 corre en el lamento, de repente el profeta pareciera que hace una pausa para recordar que hay esperanza a pesar de la triste y lamentable situación.
Almas abatidas.
“Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo”. Lam. 3.1
Las palabras de Jeremías evidencian dolor extremo y sufrimiento crónico. Hizo personal el sufrimiento y desolación de Jerusalén. Jeremías ha sufrido demasiado en todo este proceso.
“Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;
Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí”
Lam. 3.19-20 (Énfasis del autor).
Basta con enfocarnos en las palabras que describen y califican la condición de Jeremías: “Aflicción”, “abatimiento”, “ajenjo y hiel”, el sabor de los días llenos de Amargura. ”Lo tendré en mi memoria”, allí está, no lo puede olvidar, a penas pasan los minutos y salta la aflicción, es tortura permanente para la mente. Finalmente el profeta cierra el párrafo resumiendo su condición en una frase: ”Mi alma está abatida”. Estoy seguro que sabemos de qué está hablando.
Hay Esperanza.
Jeremías llegó a su punto más bajo justo para revivir y saltar al nivel de la esperanza. Si usted se encuentra en su punto de aniquilación, desesperación, zozobra, dolor, si ya llegó al nivel “No queda nada más que hacer”, alce sus ojos hay algo que debe recordar…
“No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: …”
Lam. 3.21 Nueva Traducción Viviente. (Énfasis del autor).
Pareciera que en medio de la condición fúnebre que Jeremías está describiendo con horrífico detalle, hace una pausa para abrazar un recordatorio, una luz entre la oscuridad. Por primera vez aparecerá la esperanza, y ya es hora que aparezca en tu vida también. En la versión citada al final del versículo 21 hay unos “dos puntos” (:) que harán la diferencia. El hombre de Dios se detiene para escribir 3 ideas:
(1) – “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias”. Lam. 3.22. (Énfasis del autor)
Sin importar lo derrotados que estaban los habitantes de Jerusalén y Judá, aún no habían sido completamente consumidos. Hay esperanza porque “La misericordia del Señor” nunca se acaba, jamás termina ni se debilita.
(2) – “Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”. Lam. 3.23 (Énfasis del autor)
A pesar de la severidad del castigo, hay misericordia que se renueva cada día, hoy es una nueva oportunidad, porque la grandeza de su fidelidad solo es comparable con su esencia: “Él es grandemente fiel”.
(3) “Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré”. Lam. 3.24. (Énfasis del autor)
Él es nuestro todo, nuestra herencia, nuestro futuro. Para Jeremías no había otro lugar de satisfacción, su porción era el Señor mismo. Recuerde que Él es su salida, Él es todo lo que tiene, Él es suficiente, por lo tanto, en Él espere.