17. No has perdido tus proyectos.
¿Cuáles eran tus metas para este año?… Bajar de peso, retomar tus estudios, empezar un negocio, mejorar las ventas, dijiste: “Este será un gran año… será mejor”. Diste el primer salto en estos 365 días y te propusiste desempolvar aquel viejo proyecto abandonado en el cofre de los “algún día”, ibas en serio con ese asunto.
Pero había una sorpresa a la vuelta de la esquina, inimaginable, una pandemia, hasta enriqueciste tu vocabulario con esa nueva palabra, justo allí, en el primer trimestre del año. Ni en la peor de tus pesadillas considerabas algo como esto que a lo sumo lo habías visto frente a la pantalla por una historia épica de Hollywood. Y ahora, con perpleja reticencia, cauteloso y un tanto cabizbajo, miras el futuro por encima del hombro, de reojo discurres el calendario preguntando si al menos pudiera haber un pequeño germen de algo que puedas llamar “un plan” para los anhelos considerados con tanta ilusión.
No eres el único, hay una pandemia de “Ilusiones y planes truncados”, pasando cada frontera, cruzando las líneas y los mares hay alguien como tú pensando, preguntando, soportando, experimentando, sentimientos gemelos separados tan solo por una pila de ladrillos entre casa y casa… Lo peor, es que ya concluiste que todo está perdido, que no saldrás de esta, que se terminó aquello que nuna inició, tiro final, plan de exterminio.
Proverbios 16:3 dice:
“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumpliran”.
La ruta con Dios siempre está llena de sorpresas y esperanza a pesar de las condiciones del sistema. ¡Animo!… la contienda no termina hasta que llega el final, si no has oído la última campanada es porque aún hay pelea que presentar, y si estás leyendo esto… esto… si… si estás leyendo esto significa que aún no ha sonado la última campanada. ¿Qué sigue?… vuelve a leer el texto bíblico de Proverbios 16.3…. De nuevo, ¿Qué sigue?… así es, entrega tu vida a Cristo y deposita todo en sus manos, déjale los proyectos y las metas, reitera esa entrega y confianza, si no lo habías hecho, es el momento de entregarlo, deja que Él tome el control de tus planes.
Retoma la fe y el vigor espiritual antes de retomar los proyectos, Dios te quiere a ti por encima de las cosas. Ajusta la mira, sacude tu cabeza, aclara la visión, alza tus manos y recuerda que la vida con Cristo siempre tiene otro lado de la historia:
“Tú me cubres con el escudo de tu salvación, tu bondad me ha hecho prosperar” 2 Samuel 22.36