32. El poder de un Cordero.
¿Qué viene a su mente si le menciono la palabra “Poder”?… antes de continuar, quiero aclarar la pregunta, no piense en el poder extraordinario de Dios o en poder espiritual, hablamos del Poder terrenal. Hablamos de aquellos que tienen poder aquí en la tierra, propietarios, jefes, presidentes, jefes de estado, ejército, policía, etc. hablamos de Poder acá. Hablamos de aquello que se refiere al control y dominio que ejerce un imperio, a la jurisdicción de un hombre para imponer un mandato. El poder del gobierno de un país, hablamos de poder.
Las naciones buscan símbolos de poder, por ejemplo, USA, un águila con alas extendidas, Rusia un oso, India y Francia el tigre, Inglaterra el león. Los equipos deportivos tienen íconos que representan poder, animales como… el búfalo, un toro, tiburones, leones, garras contundentes, colmillos afilados, en fin, símbolos de poder, imágenes que representan deseos de imponer, subyugar, fuerza, intimidación, ganar sin misericordia… estamos hablando de poder.
También pasa en los hogares, en el matrimonio, la oficina, la iglesia, en el día a día de las naciones. Son relaciones, actitudes y acciones de poder, para el ser humano esto es un gusto y una terrible tentación.
Pero ¿cómo nos presenta el Reino de los cielos, el Reino más grande, fuerte, grandioso y justo este asunto del Poder?… como siempre, el Reino de Dios nos sorprende pero sobretodo nos orienta.
Viajemos al último libro de la Biblia… Apocalipsis, y allí cruzamos la puerta en el capítulo 5. Encontramos a Juan, un rollo sellado, un ángel y una pregunta: “¿Quién es digno de romper los sellos y de abrir el rollo?” (vs. 2). Un escandaloso silencio envuelve la sala… Juan se entristece, la razón es simple… nadie tiene la autoridad y el poder para quitar los sellos, nadie es suficientemente digno, el silencio del lugar evidencia una búsqueda furtiva… Juan llora, el silencio y la parsimonia derriten al discípulo amado… y de repente la quietud se rompe con una declaración contundente dirigida directamente al redactor y testigo del Apocalipsis: “el León de la tribu de Judá… puede abrir el rollo” (vs.5)… Juan alza sus ojos ahora relucientes, llenos de admiración y entusiasmo, con aire de curiosidad se alista para la siguiente escena, afirma la pluma en su mano, lo que viene es trascendental, es el símbolo de Poder en el cielo, la autoridad máxima, el que define las reglas del juego, a su alrededor músicos angelicales preparan la marcha sublime, la más sublime, y un coro ajusta sus gargantas… el velo se corre y llega el momento, siguiente versículo, el Poder personificado y por cierto, se mencionó un León, debía ser así, por supuesto, los Reino poderosos, los equipos poderosos, los poderosos siempre buscan símbolos impactantes de poder, por supuesto que debe ser un León… los tambores suenan y las trompetas prorrumpen, se corre el telón y aparece, el apóstol lo escribió de esta manera: “Y miré… en medio del trono… un cordero como inmolado” (vs.6)…. Ehh… ¿es en serio?… no lo creo, alguien está a punto de perder su trabajo… no era un cordero, era un León, debe ser un León, fuerte, contundente, feroz, imponente, hablamos del que tiene el poder.
No amigo, no fue ningún error en el programa de la noche, así es… así es en el más grande Reino, el menor será el mayor, el mayor será un gran siervo, el que sirve será llamado grande. La fuente que alimenta este poder no proviene de fuertes músculos y garras mutiladoras, la dignidad de este Poder proviene de lo que hizo, ¿qué hizo?… mírelo, allí está, fue inmolado, sacrificado por amor a sus enemigos. Y si esto no fuera suficiente, un estudio minucioso del texto traduciría la palabra “cordero”, como “un pequeño cordero”, uno pequeño, de lo menos imponente, el menos imponente, pero su Poder proviene de su carácter, de su servicio, de lo que dio y no de lo que pidió, de lavar los pies, de alimentar, de callar frente a sus verdugos, por extender sus brazos en un madero, su mansedumbre causó reconciliación, paz, armonía, nos unió, dialogó, tendió su mano, con autoridad abrió un camino para el ser humano y cuando llegó al frente extendió su mano para convertir en amigos a sus enemigos. Al final, todo lo que hizo, lo hizo para enriquecer a otros, nos salvó de todas las maneras en la que nos podía salvar.
El Reino de los cielos nos sorprendió una vez más, el Poder no debería ser como suele lucir, el poderoso sirve, es concertador, justo, ama, reconcilia, es pacificador, sirve, sirve y sirve. Evalúa el poder a la luz del Cordero, admiremos al pequeño Cordero inmolado y que su luz nos guíe aquí en la tierra, para no fallar.
El episodio 5 de Apocalipsis cerró con un Cordero en el trono, y un canto sublime por los moradores de la corte del Cielo… escuchemos una vez más a un sorprendido apóstol Juan:
“11. Luego miré, y oí la voz de muchos ángeles que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era millares de millares y millones de millones.
12. Cantaban con todas sus fuerzas: ‘¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!”.
Apocalipsis 5.11-12.
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