¿Reiniciaremos en las iglesias?
Protocolos de desinfección, medidas de bioseguridad, fases de reapertura, son las frases del momento en las iglesias. Hay entusiasmo, expectativa y movimiento en los edificios de las iglesias, planeación y estrategias, nos preparamos para abrir de nuevo las puertas, finalmente servicios presenciales.
El arca del Pacto, con seguridad sabe de qué estoy hablando, aquella pieza majestuosa cubierta de oro, con dos querubines en la parte superior y un propiciatorio de oro macizo que servía de tapa. Era el símbolo más sagrado del Israel del Antiguo Testamento, representaba la Presencia de Dios. Primero estuvo en el Tabernáculo de Moisés, luego en el Tabernáculo de David y finalmente en el majestuoso templo que edificó Salomón, y ¿ahora?…
- ¿Impresionaremos a Dios con los templos abiertos? – 1º. Crónicas capítulo 17…
La escena presenta al Rey David dialogando con el profeta Natán, el asunto que discuten es imperioso: David vive en un palacio, el Arca está en una “simple tienda” (1º. Crónicas 17.1), para ir al grano David quiere construir un majestuoso templo para Dios… pero Dios no.
¿Sentía David temor porque el vivía en un palacio y Dios en una “simple tienda”?… tal vez, como sea, Dios le envió un mensaje al rey a través de Natán, le dice que su presencia ha viajado de tienda en tienda, de campamento en campamento, de un lado a otro, y todo ha estado bien, no ha habido problema con eso. No necesita la lástima de David, tampoco su ayuda, si Dios quiere una casa la pide y la tiene. David ha peleado mil batallas y las ha ganado todas, es el cazador de gigantes, tiene todo tipo de trofeos, y el templo no será el siguiente. Dios le recuerda a David algo importante: “… Yo te saqué del redil para que, en vez de cuidar ovejas, gobernaras a mi pueblo Israel. Yo he estado contigo por dondequiera que has ido, y he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra”. (vs. 7-8) (Énfasis por el autor). David, es Dios quien hace las cosas no tú, no puedes impresionarlo. Es más, Dios no ha terminado, tiene algo más para al rey: “…Te anuncio, además, que yo, el Señor, te edificaré una casa” (vs. 10). Ehhh… ¿es en serio?… David tiene entre ceja y ceja el asunto de construir una casa para Dios y el Señor simplemente entra en la escena para decirle que agradece su bonita intención, pero no lo necesita, de hecho, en realidad, será Dios quien le construirá una casa al Rey. Entonces, ¿quién tiene la premura de apertura los servicios?… ¿Dios?… ¿Nosotros?… ¿tú?… No me mal interprete, nos alegra que los cultos vuelvan a ser parte de las herramientas para fortalecer la vida espiritual de la iglesia, pero el propósito define la efectividad, ¿Por qué queremos abrir los templos?. Al final del capítulo el tema del templo se hace a un lado, ahora el rey está concentrado en la promesa del Señor, Dios ha bendecido la casa de David, y si Él lo ha hecho su casa será bendecida, fin del capítulo.
- El éxito no está en el templo – 1º. Crónicas capítulo 22.
Han pasado algunas cosas desde que David habló con Natán acerca del tema del Templo, ahora el rey retoma el asunto. Comienza preparativos, contrata trabajadores, compra hierro, bronce, piedra, madera, David sabe que no lo hará él, también sabe quién lo hará, su hijo. Quiere preparar el éxito de la misión de su hijo, eso hacemos los padres, preparar el éxito de la misión de nuestros hijos, preparamos los materiales que ellos usarán para construir una gran vida para Dios. Luego, David tiene una interesante conversación con Salomón acerca del asunto, le presenta los antecedentes: “yo quería hacerlo hijo…” aún sus ojos se vuelven vidriosos al pensarlo – “pero lo harás tú”:
“Pero tendrás un hijo que será un hombre pacífico; yo haré que los países vecinos que sean sus enemigos lo dejen en paz; por eso se llamará Salomón. Durante su reinado, yo le daré a Israel paz y tranquilidad”. (vs. 9) – (Énfasis del autor).
Lo hará un hombre pacífico, en un contexto pacífico, en una era pacífica, y todo eso será porque Dios lo hará una vez más. Sería una nueva temporada de paz y tranquilidad, de productividad y crecimiento, la era dorada de Israel, todo a causa del Señor. Solo Dios lo podrá hacer, una nueva temporada, la que anhelamos, un tiempo de paz, tranquilidad y productividad. De honestidad y no de corrupción, de calles libres de peligros, de trabajo, buena educación, bonanza en una cultura de vida y no de muerte. No estaba en las manos de David, ni de Salomón, no estaba en las manos de ellos, ni lo estará ahora ni mañana, en realidad está en las manos de Dios. Paz en medio de la tormenta, estabilidad a pesar del torbellino, gozo en la tribulación, esperanza en medio del caos, deja de buscar la respuesta en el periódico, en las redes, o en el noticiero de la noche, están en el cielo, absolutamente en el cielo, solamente en el cielo, Dios lo hace, no le des la Gloria a nada ni nadie que no se llame Jehová de los ejércitos.
El rey se sienta cara a cara con su hijo, qué diálogo, hay que leerlo mil veces, de rey a rey, de corazón a corazón, de la experiencia a la inexperiencia, de padre a hijo, hay que leerlo mil veces. Instrucciones acerca de la construcción, actualización del inventario, exhortaciones acerca del diseño y la calidad, eso suena a conversación de padre a hijo ¿verdad?… y de repente el enfoque cambia, hay un giro y el rey padre le dice al rey hijo:
“Que te dé prudencia y sabiduría para que, cuando estés al frente de Israel, obedezcas su ley. Él es el Señor tu Dios. Si cumples las leyes y normas que el Señor le entregó a Israel… entonces te irá bien. ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes!” (vss. 12-13).
Un paréntesis de dos versículos en una conversación alrededor de la construcción del templo para decirle lo más importante: “Dios es el que hace las cosas, no te alejes nunca de él y toda tu vida irá bien”. Así es Salomón, el templo será espectacular, grandioso, serás admirado por eso, pero lo más valioso de tu vida no será ese templo, porque ese templo será demolido un día, lo más importante es que no te alejes de Dios y sus mandamientos. Extrañamos el culto presencial, pero los cultos nunca se detuvieron, la predicación no escaseó, la adoración no cesó, que bueno que vuelves a la iglesia, pero en realidad debes saber que lo más importante es que vivas la fe que se profesa en la casa de Dios, sino, todo habrá sido en vano. No se trata de las predicaciones o los cantos en el edificio, se trata de traducir toda esa experiencia a la vida real en tu familia, matrimonio, trabajo, etc. Es acerca de los versículos que vives, no de los que sabes o escuchas.
- El verdadero templo – Hechos 7.
Pasaron siglos, David murió, Salomón pasó, y el Templo del que dialogaron tanto… también. Saltamos a los primeros años de una nueva era, algo está sucediendo en las calles de Jerusalén, algo que está estremeciendo los cimientos del sistema religioso. Afinamos el lente, enfocamos, y encontramos a un joven frente a un grupo de unos 71 hombres contundentes, entre ellos Saduceos, Escribas y los Ancianos líderes de la comunidad: El Sanedrín judío. Esteban es un don nadie en su mundo, un cero a la izquierda, aquellos son sus jueces, tiene autoridad. Y mientras contienden, de repente, después de tantos años, este joven saca a la luz un tema olvidado:
“Después de haber recibido el tabernáculo, lo trajeron consigo bajo el mando de Josué, cuando conquistaron la tierra… Allí permaneció hasta el tiempo de David,
quien disfrutó del favor de Dios y pidió que le permitiera proveer una morada para el Dios de Jacob. Pero fue Salomón quien construyó la casa.
Sin embargo, el Altísimo no habita en casas construidas por manos humanas. Como dice el profeta:
“El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa me construirán? -dice el Señor-. ¿O qué lugar de descanso?
¿No es mi mano la que ha hecho todas estas cosas?”
¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo!
¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados? Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a éste lo han traicionado y asesinado
ustedes, que recibieron la ley promulgada por medio de ángeles y no la han obedecido”. Hechos 7.45-53
Este joven sacudió los cimientos desde lo profundo. El templo ha estado allí siempre, la casa ha estado allí toda su vida, los cantos, los sacrificios, las ofrendas, la Ley ha permanecido en su lugar, pero Dios no habita en templos hechos de manos. Al punto cuando Esteban dice eso el pueblo tiene un templo renovado y estilizado, su rey se los dio, les dio un lugar para sus cultos, les dio una casa espectacular. Herodes el rey arquitecto les dio un lugar para que presentaran sus oraciones, los invito a levantar oraciones que él nunca levantaría en un lugar al que él nunca entraría. Allí estaba el templo abierto para aquellos que mataron a Jesús. Los templos reaperturarán, pero si no has orado, adorado a Dios o leído su Palabra en los últimos 6 meses por tu propia iniciativa, ¿por qué podríamos pensar que lo harías ahora?… Esteban citó al profeta Isaías, a Dios no lo impactaremos con los templos de piedra, pero si con el corazón:
“Así dice el Señor: ‘El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Qué casa me pueden construir? ¿Qué morada me pueden ofrecer?
Fue mi mano la que hizo todas estas cosas; fue así como llegaron a existir afirma el Señor. ‘Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra”.
Isaías 66.1-2.
Isaías definió el valor de la verdadera comunión con Dios, no estaba en el templo hecho de manos, sino en el corazón del hombre: “Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra”. No impresionaremos a Dios por reaperturar nuestros cultos, sino por lo que ha pasado en nuestros corazones. No haremos la diferencia porque ahora hay servicios si en realidad después de todo lo que hemos pasado no hay un altar profundo y firme en tu corazón. Dios no será impresionado por nuestros templos de piedra, Él es el dueño de todo, no hay obra que lo pueda impresionar, pero un corazón quebrantado delante de él no será ignorado.
“también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo”. 1ª. Pedro 2.5
Esteban los contraminó y les recriminó contundentemente que aquellos que defendían y se enorgullecían tanto del templo en realidad resistían al Espíritu Santo, por lo tanto, todo lo que hacían en sus actos religiosos en el templo quedaba invalidado. Nos toca a nosotros ahora hacer nuestro análisis, al joven Esteban su mensaje lo costó la vida, porque sacudir las fornidas anclas religiosas que nos dan algo de sentido, incomoda.
Me alegra que las puertas de la iglesia se abran de nuevo para las reuniones presenciales. Volveremos a la asamblea de los santos, será bueno ver de nuevo a los hermanos y habitar juntos en armonía adorando a Dios y nutriéndonos con su Palabra, pero un Avivamiento no vendrá por lo que suceda dentro de las iglesias, sino por lo que hagamos cuando salgamos de ella, la cuarentena nos enseñó eso, la cuarentena nos enseñó que la iglesia es portadora del Arca, que su Presencia está donde quiera que vaya un firme discípulo de Jesucristo.